7 de octubre de 2010

La Sociedad de las Normas Muertas

Hace un par de años hubo un petit escandalo en la Legislatura Porteña. Dos legisladores del PRO, entre ellos el presidente del bloque, que no estaban sentados en sus bancas, registraron su voto electrónico en una sesión. Es decir, algunos votaron por ellos (otros dos legisladores, en este caso), cosa que está prohibida. Tanto el bloque de legisladores de Ciudad de Buenos Aires del PRO como el Jefe de Gobierno de la Capital, Mauricio Macri, trataron de restarle importancia a la violación de las normas de voto de la legislatura aduciendo que este comportamiento fue solo una "desprolijidad".

Si bien es cierto como atenuantes que las leyes se aprobaron por abrumadora mayoría, que los dos legisladores cuyos votos fueron hechos por sus compañeros estaban en el recinto y que estos mismos declararon que le pidieron a sus compañeros que voten por ellos de esa manera, no es menos cierto que las normas son claras al respecto y se han violado en este caso.

Es mi impresión que los argentinos somos muy poco apegados a las formas y a las normas. Nos gusta tomar atajos al punto que a veces la norma es el atajo.

Días pasados, la Corte Suprema de la Nación volvió sobre el tema de la reposición del funcionario judicial de Santa Cruz que fue indebidamente cesado de su cargo por el entonces Gobernador Néstor Kirchner. El actual gobernador de la Provincia, Peralta, apoyado por Néstor y la Presidenta de la Nación, aduce que el fallo es "impracticable". De nuevo, las normas a la basura y los atajos son la ley.

Lamentablemente, los atajos no los puede tomar cualquiera. Como en el libro "Rebelión en la Granja", los atajos son, por lo general, un recurso de los poderosos para llegar a lo que la ley no les permite acceder.

El atajo puede parecer una salida fácil en una determinada coyuntura. Por ejemplo, la Corte Suprema en los años '30 tuvo que decidir sobre la legalidad de las normativas creadas por el primer gobierno de facto del siglo XX en nuestro país. Coyunturalmente, era mas fácil declarar su validez constitucional. En palabras de hoy, dirían que no hacerlo hubiese sido "impracticable". No obstante, esta doctrina tuvo consecuencias devastadoras para los años venideros puesto que abrió la puerta para justificar cualquier marco legal constituido fuera del orden constitucional (hoy le dicen a esto "leyes de la dictadura").

Nosotros, la gente, el pueblo, los que "miramos de afuera" somos, en última instancia, responsable de dejar hacer y deshacer a su antojo a las clases dirigentes aceptando la "impracticabilidad" en pos del "siga siga" por cuanto, al menos en teoría, el mandato de ellos proviene de nosotros.

Crezcamos.

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